El acné es una de las condiciones dermatológicas más comunes, especialmente durante la adolescencia, y que puede suponer un verdadero quebradero de cabeza, sobre todo cuando aparece en una zona tan visible como la cara.
Este trastorno de la piel ocurre cuando los poros se obstruyen con grasa y células cutáneas muertas. Esto hace que aparezcan puntos blancos, puntos negros, granos o espinillas.
En el 80% de los casos el acné surge durante la adolescencia, aunque existen otras etapas de la vida en las que esta enfermedad puede aparecer. Por ejemplo, en bebés lactantes.
Para tratar el problema y acertar con el tratamiento, es importante entender ante qué tipo de acné nos encontramos. Por lo general, se suele categorizar según la edad, la gravedad o el factor desencadenante.
En el 80% de los casos el acné surge durante la adolescencia, aunque existen otras etapas de la vida en las que esta enfermedad puede aparecer. Por ejemplo, en bebés lactantes.
A continuación, repasamos los tipos de acné que pueden aparecer en el rostro.
Tipos de acné según la edad
Las hormonas, que son una de las principales causas del acné, se comportan de manera diferente a lo largo de nuestra vida. Si atendemos a este criterio, podemos encontrarnos con cuatro tipos de acné:
- Acné del recién nacido: un 20% de los bebés sufren un acné leve en las primeras semanas de vida. Suelen ser pequeñas espinillas blancas que desaparecen sin tratamiento.
- Acné del lactante: los bebés entre 3 y 16 meses pueden tener acné, a causa de unos niveles hormonales más altos de lo normal. Aparecen granitos y espinillas blancas. A los dos años suele desaparecer.
- Acné vulgar: es el más común y aparece, sobre todo, en adolescentes y adultos jóvenes. Puede ser más o menos severo y se instala en la cara y la parte superior del cuerpo.
- Acné tardío: aparece en hombres y mujeres a partir de los 25 años en adelante. El estrés, las fluctuaciones hormonales del ciclo menstrual, el embarazo o la menopausia son algunos de sus desencadenantes.
Tipos de acné según su gravedad
También se puede tomar como referencia el tipo de lesión que causa el acné y su nivel de gravedad. Según este criterio, distinguimos cuatro tipos:
- Acné leve o comedogénico: es el típico acné adolescente que se manifiesta en el rostro en forma de espinillas o puntos negros.
- Acné moderado: en este caso, se produce una inflamación y enrojecimiento de la piel. Si no se trata de forma adecuada puede dejar marcas.
- Acné severo: también puede aparecer en la edad adulta, además de en la adolescencia, y es más grave que los anteriores porque puede llegar a formar nódulos y quistes.
- Acné muy severo: es el más grave y afecta sobre todo a chicos de entre 13 y 22 años. Va acompañado de fiebre y dolor en las articulaciones.
Tipos de acné según el desencadenante
Algunos dermatólogos definen los tipos de acné según el desencadenante. Estos son algunos:
- Acné estival: aparece en mujeres de entre 25 y 40 años durante los meses de verano a causa de la exposición solar y las cremas de fotoprotección.
- Acné cosmético: surge en forma de pequeños bultos, que hacen que la piel tenga un aspecto rugoso, como reacción al uso de sustancias comedogénicas presentes en algunos cosméticos.
- Maskné (mascarilla + acné): este tipo de acné surge a raíz del uso obligatorio de mascarilla en los últimos años. De ahí, su nombre. Se produce por el roce y la falta de oxigenación en el tercio inferior. Se da por igual entre hombres y mujeres.
Causas: ¿qué provoca acné en la cara?
El acné es una enfermedad de la piel multifactorial; es decir, que no obedece a una única causa. Los principales factores suelen ser:
- Hiperproducción sebácea: esto ocurre cuando la piel produce mucha grasa, se taponan los poros y aparece la inflamación y la infección.
- Proliferación de bacterias: la cutibacterium acnes es una bacteria que se encuentra en las glándulas sebáceas y potencia la aparición del acné.
- Alteraciones hormonales: cualquier alteración hormonal, causada por la edad u otra circunstancia, puede hacer que aparezcan brotes de acné tanto en la adolescencia como en la edad adulta.
Además de estas, hay otras causas menos conocidas que tienen mucho que ver en la aparición de acné en personas de más de 25 años:
- El estrés: cuando atravesamos épocas de nervios o ansiedad, las hormonas del estrés provocan que las glándulas sebáceas produzcan más grasa y aparezcan los granitos.
- La luz UV: el efecto secante de los rayos del sol provoca, pasado un tiempo, una secreción excesiva de grasa que obstruye los poros. Por eso, al contrario de lo que se suele pensar, el sol puede perjudicar a las pieles con tendencia acneica.
- La contaminación: las sustancias contaminantes que se encuentran en el aire pueden cambiar la composición del sebo lo que debilita la barrera cutánea, haciendo que aparezcan granos, brillos, puntos negros o tono apagado.
Las hormonas del estrés provocan que las glándulas sebáceas produzcan más grasa y aparezcan los granitos.
¿Cómo eliminar el acné de la cara?
Para eliminar el acné del rostro lo más importante es consultar a un dermatólogo o, si no es posible, a un farmacéutico que pueda hacer una valoración y encontrar el mejor tratamiento para cada caso.
Lo principal en el cuidado de las pieles grasas o con tendencia acneica, y lo que recomendará cualquier experto, es mantener una buena higiene facial diaria. Es importante limpiar el rostro por la mañana y por la noche con aguas micelares o espumas queratolíticas que contengan ácido salicílico. Estas ayudan a eliminar el exceso de grasa y desobstruir el poro para que no salgan granitos.
Si se quiere, se puede realizar una limpieza más intensa utilizando un cepillo facial eléctrico. Ayuda a limpiar en profundidad, eliminar células muertas y hace que los cosméticos que se apliquen después penetren mejor. Eso sí, las pieles sensibles no deben abusar de su uso.
Una vez la piel está limpia, es importante utilizar alguna crema que hidrate y, al mismo tiempo, controle la producción de sebo. Debemos buscar que contengan ácido salicílico, ácido glicólico y/o ácido azelaico. Estos componentes limpian el poro, controlan la producción de grasa y tienen efecto antibacteriano.
Por supuesto, en la rutina diaria, no hay que olvidar el protector solar cada mañana. Para este tipo de pieles es importante elegir filtros oil free, químicos y no comedogénicos.
En los casos más severos, el dermatólogo puede pautar antibióticos durante tres meses Estos tienen efecto antiinflamatorio, antiinfeccioso y disminuyen la presencia de la bacteria del acné. También se utilizan los anticonceptivos antiandrogénicos cuando hay alteraciones hormonales y signos de seborrea intensa, alteraciones menstruales y/o ovarios poliquísticos.
Y, por último, cuando hay acné muy intenso con nódulos o quistes que dejan cicatrices se utiliza la isotretinoína, un derivado sintético de la vitamina A (ácido retinoico). Se receta en dosis muy bajas, haciendo a veces descansos en el tratamiento, para evitar los efectos secundarios como sequedad generalizada de piel y mucosa. Aunque es un tratamiento agresivo, disminuye notablemente la producción de grasa, la producción de bacterias y la obstrucción de los poros de la piel. Este es, de hecho, el único tratamiento que elimina al acné en el 60 o 70 % de los casos.
En resumen: existen diferentes tipos de acné asociados a causas muy diversas. Es importante analizar cada caso para encontrar el tratamiento que mejor se adapta a cada uno y, sobre todo, mantener una correcta higiene facial que ayude a limpiar los poros y corregir el exceso de grasa.