Carne de laboratorio, la alimentación del futuro

La ONU calcula que en los próximos 30 años la población mundial aumentará hasta alcanzar los 10.000 millones de habitantes. Un desmedido incremento poblacional que inevitablemente derivará en un fuerte crecimiento de la demanda global de alimentos.

Según un estudio elaborado por el Programa de la ONU para el Desarrollo (PNUD), ****con el actual ritmo de consumo la producción de víveres debería aumentar en un 70% para poder alimentar a todo el planeta en 2050. Sin embargo, la Tierra tiene recursos limitados e incluso menguantes debido al cambio climático.

Ante esta situación de sobrepoblación y emergencia climática, los científicos trabajan activamente en la búsqueda de nuevas fuentes de alimentación. En este contexto, cobran fuerza diferentes opciones, como la llamada carne cultivada o in vitro como fuente alternativa de proteínas.

¿Qué es la carne de laboratorio?

A diferencia de la carne vegetal o vegana, que se fabrica a partir de cereales, legumbres u hortalizas, la carne cultivada se elabora a partir de células madre extraídas de animales vivos. El procedimiento de extracción se realiza mediante una biopsia, a través de la que se obtiene una muestra del tejido que posteriormente se cultiva in vitro en un medio sintético.

Tras dejar que las células se multipliquen de forma natural bajo condiciones ambientales controladas, la carne termina desarrollándose tal y como lo haría si se generase dentro del animal del que procede.

La industria cárnica contribuye al agotamiento de agua, a la deforestación y a la contaminación del suelo.

Este método de producción, en el que no se aplican técnicas de manipulación genética, evita el sacrificio del ganado. Además, el alimento final que se obtiene resulta sorprendentemente parecido a la carne animal, aunque con un sabor y un aroma ligeramente diferentes, aunque más rico en aminoácidos y con un alto contenido en grasas saludables y menor cantidad de colesterol.

¿Por qué cultivar carne in vitro?

Los métodos actuales de producción intensiva de carne animal han provocado una disminución significativa de su valor nutricional y un aumento del riesgo de padecer enfermedades como obesidad, diabetes y afecciones cardiovasculares, entre otras. Además de esto, las organizaciones ecologistas llevan años alertando sobre las graves consecuencias ambientales asociadas al consumo de carne animal.

Según un reciente estudio liderado por científicos de la Universidad de Illinois (EEUU), la producción de alimentos de origen animal es responsable del 57% de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) a nivel mundial.

Sin embargo, la huella ecológica provocada por la ganadería no se limita únicamente a las emisiones de GEI. La industria cárnica contribuye al agotamiento de agua, a la deforestación y a la contaminación del suelo.

El cultivo de carne en laboratorio promete solventar esta extenuación de recursos y combatir el cambio climático. Se presenta como una alternativa ética y una solución de futuro para reducir la huella de carbono de la producción de alimentos.

¿Es mejor o peor que la carne animal?

La carne in vitro cuenta con muchos defensores, pero el sector cárnico lleva tiempo denunciando que se está presentando como la alternativa perfecta a la carne real bajo la premisa no corroborada de que su producción supondrá un bajo impacto medioambiental.

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En esta línea, diversos estudios apuntan que el cultivo de carne en laboratorios podría tener un impacto mayor en el medioambiente que el de la producción ganadera. La Universidad de Oxford publicaba en 2019 un informe que concluía que su producción incluso podría llegar a emitir más gases de efecto invernadero, puesto que las emisiones generadas serán en su totalidad de CO2. Unas emisiones asociadas a la generación de energía que contribuyen más al calentamiento global que las emisiones de metano de la industria ganadera.

Con todo, estas conclusiones deben interpretarse con cautela, puesto que **los métodos de producción de la carne de laboratorio todavía están en fase de desarrollo y, por el momento, se desconoce cómo van a impactar en el medioambiente. Y en términos de salud humana, ¿la carne sintética es una alternativa segura para nuestra salud?

La carne cultivada, ¿es segura?

El consumo de un producto basado en la multiplicación celular acelerada genera muchas dudas en torno a su inocuidad para la salud humana, sobre todo a medio y largo plazo.

Hasta el momento no existen informes sobre sus posibles efectos, dado que se encuentra en estado experimental y su consumo no se ha extendido, pero entre la comunidad científica internacional existe cierto recelo.

La principal preocupación es que la alta tasa de replicación celular favorezca el desarrollo de células cancerosas. ”Hay que tener en cuenta que se trata de ingerir tejido vacuno que parte de células vivas pluripotenciales con capacidad tumoral y mantenidas con factores de crecimiento y agentes con capacidades no testadas para su consumo”, recalca Manuel Collado, director del laboratorio de investigación en Células Madre en Cáncer y Envejecimiento del Hospital Clínico de Santiago de Compostela.

Otro de los asuntos que genera dudas entre los expertos tiene que ver con el uso de cierto tipo de células, como las células madre embrionarias, cuyo potencial regenerativo casi ilimitado podría llegar a provocar mutaciones genéticas peligrosas para nuestra salud.

Finalmente, el potencial de contaminación por bacterias que podría darse durante todo el proceso de cultivo de este tipo de carne sería otro de los grandes asuntos a estudiar a la hora de valorar los posibles efectos adversos de su consumo.

A la conquista de nuestras mesas

Pese a que todavía no es posible encontrarla en el mercado español, la carne cultivada ya es una realidad. A finales de 2020, Singapur se convertía en el primer país del mundo en aprobar la comercialización de este tipo de carne “del futuro” al poner a la venta los primeros nuggets de pollo elaborados a partir del cultivo de células en laboratorio.

Otro país en el que ya es posible consumir este tipo de carne es Israel, en donde la empresa de tecnología alimentaria SuperMeat ha abierto el primer restaurante de carne in vitro del mundo. Bautizado como The Chicken, está ubicado en Tel Aviv y ofrece a sus comensales dos variedades de hamburguesas de pollo cultivado.

Europa, por su parte, es actualmente la segunda región del mundo con mayor número de empresas dedicadas a este tipo de producción cárnica. Sin embargo, dentro de sus fronteras todavía no es posible consumir carne sintética.

Erigida junto con Estados Unidos como una de las cunas del cultivo de carne, la Unión Europea por ahora no cuenta con una normativa específica para la comercialización de este tipo de carne, aunque se prevé que ésta llegue más pronto que tarde. De hecho, la consultora McKinsey pronostica que en 2030 el mercado de carne cultivada representará el 1% del mercado cárnico global, alcanzando así los 25.000 millones de dólares.

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