Las emociones están presentes desde que nacemos. Al principio son muy básicas, pero van evolucionando a medida que crecemos y, al mismo tiempo, se van haciendo más complejas.
A los 18 meses, por ejemplo, los niños empiezan a sentir la necesidad de ser más independientes y a querer hacer las cosas por sí mismos. Esto, muchas veces, entra en conflicto con la opinión de sus cuidadores y surgen las rabietas.
Alberto Soler, psicólogo especialista en el área clínica y de la salud, explica que todas las emociones son necesarias. Incluso aquellas que son menos agradables como el enfado, la rabia o la frustración. Según él, hay que evitar crear marcos emocionales en los niños con las típicas frases de “no llores” o “no estés triste”.
El papel de los padres, desde la primera infancia, es hacer de referentes y enseñarles a sus hijos a gestionar y manejar sus emociones de una forma adecuada, por lo que es importante crear un entorno en que el menor se sienta cómodo y en el que pueda desarrollarse libremente.
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Si queremos enseñar a los niños a regular sus emociones, nosotros también tenemos que estar bien regulados.
Sobre estos temas ha hablado Alberto Soler en la entrevista que verás en el siguiente vídeo.