Cómo escoger tu protector solar antes de tu primer baño de sol

La piel es el órgano más extenso del cuerpo y su función principal es actuar como barrera protectora que aísla al organismo del medio que lo rodea, protegiéndolo y contribuyendo a mantener íntegras sus estructuras.

En la piel radica nuestra capacidad sensorial, pues contiene multitud de terminaciones nerviosas que son capaces de interpretar estímulos al tacto, la presión, el dolor y la temperatura.

Cuando llega el verano, la dermis protege de la acción de los rayos del sol. Ahora bien, si no se cuida adecuadamente, puede quedar expuesta a sufrir diferentes tipos de patologías, como quemaduras, alergias y dermatitis.

Los rayos UVA y los rayos UVB

La radiación ultravioleta (UV) del sol es nociva para nuestra dermis. Según la American Cancer Society, los rayos llamados UVA son los responsables del envejecimiento prematuro de la piel y pueden incluso llegar a dañar el ADN de sus células. Esta radiación penetra con gran profundidad y en el medio y largo plazo puede ser, junto a la Ultra Violeta B (UVB), la responsables de la aparición de manchas, alergias solares e, incluso, cáncer de piel.

Por su parte, los rayos UVB tienen mayor energía. Son los responsables de que se active la melanina y la piel se broncee, pero también provocan quemaduras.

A la hora de escoger una crema solar, es importante asegurarse de que protege de ambas tipologías de radiación.

¿Cómo actúan los protectores solares?

El protector solar se convierte en una densa película que evita que la piel se queme gracias a que sus moléculas absorben la radiación ultravioleta.

Aunque los componentes pueden variar de una crema a otra, todos tienen los siguientes elementos en común, cuya información se detalla siempre en la etiqueta o el embalaje del producto:

  • Filtros anti-UVA y anti-UVB.
  • Un factor de protección solar, también llamado SPF por sus siglas en inglés.
  • Activos hidratantes, que nutren la piel cuando existe un mayor riesgo de sequedad.

SPF, indicador clave para escoger protector

El SPF corresponde a las siglas en inglés de Factor de Protección Solar. El número que aparece al lado indica lo bien que el protector solar resguarda la piel contra las quemaduras solares.

No es un indicador de cuánto tiempo puedes permanecer al sol, sino que indica cuánto tiempo tarda la piel no bronceada en empezar a enrojecer con el protector solar aplicado en comparación con el que pasaría hasta la aparición de las primeras rojeces si no se emplea.

Para obtener el número de SPF, se utiliza una fórmula muy sencilla: el número de segundos que tarda una zona de la piel en enrojecer ligeramente cuando está cubierta por un protector solar se divide por el número de segundos que tarda en enrojecer ligeramente cuando no hay protector solar aplicado

Por ejemplo: si la piel tarda 300 segundos en iniciar el proceso de enrojecimiento con protector solar y 10 segundos en comenzarlo sin él, 300 se divide por 10, que es 30. En este caso, el FPS es 30.

De esta manera, cuanto más elevado sea el factor de protección, más tiempo de resguardo ofrece.

Ahora bien, conviene tener claro que este índice no es un valor absoluto, sino simplemente indicativo del margen de tiempo adicional que una persona puede estar expuesta al sol sin quemarse. La duración de la protección dependerá también de cada tipo de piel, la incidencia de la luz solar y la hora del día.

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¿Qué tipos de protectores solares existen?

Las cremas protectoras se dividen en tres tipos:

  • Protectores solares para la cara.
  • Protectores solares corporales.
  • Protectores solares infantiles.

Las principales diferencias entre los protectores solares faciales y los protectores solares corporales residen en los principios activos y ****el tratamiento.

A diferencia de los empleados en el cuerpo, los indicados para la tez suelen ser hipoalergénicos oftalmológicos, lo que significa que si penetran en las mucosas de los ojos no irritan ni producen molestias o escozores.

En relación al tratamiento, los protectores solares para la cara pueden tener activos antiarrugas, mientras que los protectores corporales suelen tener ingredientes calmantes y refrescantes para la piel. Además, en los protectores faciales se suele evitar el uso de aceites para que no se obstruyan los poros de la dermis, lo que podría ocasionar la aparición de puntos negros en la piel.

Los protectores solares infantiles se parecen a los que usan los adultos, con la característica de que son especialmente respetuosos con sus pieles de los más pequeños, que son más finas y sensibles que las de sus padres.

Mientras que los adultos deberían aplicarse crema solar cada dos horas, en los niños está cifra baja y los dermatólogos recomiendan aplicarla cada hora. Los niños menores de 6 meses no deberían ser expuestos a la radiación solar, por lo que la mejor protección para ellos es mantenerlos a la sombra.

¿Cómo se aplica?

La crema protectora debe aplicarse con generosidad y de una forma uniforme por toda la piel entre 20 y 30 minutos antes de la exposición al sol.

Una vez se toma el baño solar, conviene repetir la operación como máximo cada dos horas, teniendo en cuenta también la hora del día y la propia sensación de calor que nos transmite la piel.

Aunque el baño puede actuar como regulador de la temperatura corporal, no sustituye en ningún caso la protección que ofrece una crema solar, por lo que es importante volver a aplicarla siempre al salir del agua.

Además del protector, el uso de sombrero, gafas de sol y ropa de colores claros está fuertemente recomenda­do durante toda la estancia en la playa.

Además del protector solar, el uso de sombrero, gafas de sol y ropa de colores claros está fuertemente recomenda­do durante toda la estancia en la playa.

Y el after-sun, ¿cómo funciona?

Tal y como indica su nombre en inglés, el after-sun es una loción que puede usarse tanto en la cara como en el cuerpo tras un baño de sol.

Se aplica después de haberse duchado y su función principal consiste en calmar la piel de los posibles excesos del radiación solar e hidratarla para compensar la sequedad que se haya podido generar.

Los protectores solares se adaptan con facilidad a cada tipo de piel. Tu farmacéutico de confianza es quien mejor puede recomendarte al ver el color y la tonalidad de tu dermis.

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