Consejos para evitar la acidez estomacal

Una entrevista a Mareva Gillioz
Dietista integrativa y coach nutricional. Especialista en psiconutrición, alimentación antiinflamatoria e inmunodigestiva y microbiota.

A veces el cuerpo emite señales que ignoramos o no sabemos interpretar. Es el caso de la acidez de estómago, un síntoma que parece inofensivo pero, cuando ocurre de forma recurrente, puede estar motivado por un problema de reflujo u otras patologías. Por tanto, para poder tratarlo es importante entender las causas y buscar los remedios adecuados.

Mareva Gillioz, dietista integrativa y coach nutricional, explica en esta entrevista qué puede motivar el reflujo, qué remedios podemos utilizar para tratarlo o prevenirlo y, sobre todo, cuando acudir al médico.

Causas y efectos de la acidez y el reflujo

– ¿Cuál es la diferencia entre reflujo y acidez?

Podríamos decir que el reflujo es la causa y la acidez es uno de los síntomas. El reflujo se produce cuando el contenido gástrico que tenemos en el estómago sube hacia el esófago por culpa de un fallo en el esfínter esofágico, una válvula que hace de puerta entre el estómago y el esófago.

Esta válvula solo debería abrirse en un sentido: del esófago al estómago. Sin embargo, en ocasiones se relaja y no cierra bien. Ahí es cuando el contenido gástrico llega al esófago, irrita la mucosa y se producen diferentes síntomas como la acidez.  

¿Y qué es la acidez?

La acidez es esa sensación de ardor en el tórax que se produce cuando los jugos gástricos del estómago suben por el esófago. El problema es que la mucosa de este conducto es mucho más fina y delicada que la del estómago, de ahí que se irrite y que incluso notemos dolor en la garganta cuando tenemos reflujo.

– Dices que el reflujo sube del estómago cuando se relaja el esfínter esofágico, ¿por qué ocurre esto?

Puede ocurrir por diferentes motivos. Uno de ellos es que esa relajación se puede producir por un fallo mecánico. En ete caso estamos hablando de un fallo anatómico.

También puede deberse a un exceso de presión sobre el abdomen como ocurre, por ejemplo, en las embarazadas, las cuales suelen experimentar acidez estomacal. Algo parecido ocurre con las personas con un exceso de grasa abdominal.

Por último, otra de las causas puede ser el estrés. En este caso, el sistema nervioso puede alterarse y todo el funcionamiento del estómago y el esfínter se ven afectados.

El reflujo causa acidez pero, ¿puede haber otros síntomas relacionados?

Sí, hay personas que presentan afonía de manera frecuente, náuseas después de comer, distensión abdominal, sensación de peso o presión en la parte alta del estómago. Estos son los síntomas más característicos de la acidez estomacal.

– ¿Podemos confundir la acidez con otras patologías?

Cuando empezamos a notar que padecemos acidez de tres a cuatro veces por semana, y por tanto, que hay un principio de cronificación, es muy probable que exista un problema de reflujo. Cuando también sufrimos dolores intensos de estómago puede ser que se trate de una hernia de hiato. Y si el paciente presenta falta de apetito, pérdida de peso, aftas bucales… podemos encontrarnos ante otras patologías, por lo que, cuando detectamos estos síntomas, hay que acudir al médico.

Cómo la alimentación puede equilibrar la acidez estomacal

– ¿Cómo influye la alimentación?

Es un factor muy importante pero influye más, si cabe, la presencia de ácido clorhídrico en el estómago.

Por lo general, se tiende a pensar que la acidez estomacal se debe a un exceso de ácido y que hay que reducir su cantidad. Lo que pasa es que si nos medicamos en exceso, el estómago produce más jugos gástricos para suplir ese déficit. Por tanto, es muy importante entender si sufrimos de hiperclorhidria o hipoclorhidria y adaptar nuestra alimentación.

Si tomamos muchos antiácidos, el estómago produce más jugos gástricos para suplir ese déficit y se da el efecto contrario.

¿Cómo podemos saber si tenemos hiperclorhidria o hipoclorhidria?

A través de una prueba muy sencilla de realizar. Hay que beber en ayunas una cucharada de bicarbonato disuelta en un vaso de agua a temperatura ambiente. Si eructamos en menos de tres minutos, nuestro nivel de acidez es lo adecuado. En cambio, si pasa más tiempo, significa que sufrimos de hipoclorhidria.

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En estos casos, también es bueno hacerse pruebas para saber si tenemos helicobacter, sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado (SIBO, por sus siglas en inglés), cándidas, etc.

¿Qué debemos hacer si el resultado de la prueba es que tenemos hipoclorhidria?

Cuando hay una carencia de ácido clorhídrico hay que añadir ácido a nuestros jugos gástricos. Lo ideal es tomar una cucharada de vinagre de manzana sin pasteurizar unos 10 minutos antes de las comidas. Como es un sabor fuerte, se puede beber disuelto en un vaso de agua.

¿Cuáles serían los alimentos más recomendables para mantener una buena salud digestiva?

Una dieta rica en vegetales. El plátano, el pepino, los rábanos y toda la familia de las coles son ácidos naturales. La papaya es muy rica en enzimas digestivas y la patata, además de ser un antiácido natural, si se cocina y se deja enfriar durante 24 horas tiene una función prebiótica, pues su almidón mejora la calidad de la mucosa intestinal y la microbiota.

También son muy recomendables los productos fermentados como, por ejemplo, el miso que es probiótico y ayuda a repoblar la microbiota.

Y por último, no debemos de olvidarnos del omega-3 que se obtiene del pescado azul o de los frutos secos. Las semillas de chía o de lino son excelentes en este sentido porque hidratan y protegen la mucosa y, además, aportan proteínas de calidad.

Remedios caseros para la acidez de estómago

¿Existe algún modo de prevenir o regular la acidez?

Es necesario regular el ácido estomacal para que no haya exceso ni déficit, pero no eliminarlo porque lo necesitamos para procesar los alimentos que comemos.
Lo primero es masticar bien porque esta acción avisa al estómago de que se prepare para recibir los alimentos. De esta manera empieza a fabricar más jugo gástrico.  

También hay que evitar comer hasta llenarse porque el exceso de comida supone un esfuerzo extra al estómago. Es decir, tenemos que ingerir los alimentos justos para saciarnos.

Después de las comidas es ideal poder echarse una siesta de 10 o 15 minutos, ya que favorece el funcionamiento del sistema digestivo y el sistema nervioso. Comer de pie, rápido y salir corriendo a trabajar no es una práctica recomendable.

De noche también hay que procurar cenar dos o tres horas antes de acostarse para realizar una digestión correcta. De lo contrario, los alimentos no se procesan de forma adecuada y se quedan en el estómago.

Y, por último, muy importante: no beber mucha agua durante las comidas. Para muchas personas es habitual no beber nada durante el día, porque se olvidan, y cuando se sientan a la mesa se toman un litro de agua. Recordemos que la acidez es como nuestro fuego interno, por lo que si le echamos agua se apaga y le restamos fuerza al estómago.

¿A qué remedios podemos recurrir el día que tenemos mucha acidez?

El jengibre es un gran aliado ante las molestias digestivas. Podemos tomarlo rallado o en infusión antes o después de las comidas. Mi recomendación es tenerlo en la despensa siempre, sobre todo aquellas personas que sufren patologías digestivas. También va muy bien para las embarazadas que padecen acidez y náuseas.

El jengibre es un gran aliado ante las molestias digestivas. Hay que tenerlo en la despensa siempre, sobre todo aquellas personas que sufren patologías digestivas.

Las semillas de lino también funcionan muy bien. Si las ponemos a remojo la noche anterior y las tomamos al día siguiente reparan la mucosa irritada. El jugo de col y de patata también ayudan a restablecerla y se puede encontrar ya preparado.

Por último, ¿qué puede ocurrir si no tratamos el ardor de estómago?

Nuestro cuerpo emite señales y tenemos que estar atentos y escucharlas. Cuando la acidez se vuelve crónica y no hacemos nada aparece la isofagitis, que es la inflamación de la mucosa del estómago. También puede darse el esófago de Barret, que es una afección que se produce cuando hay mucha irritación y rojez. Y todo esto puede derivar en cáncer de esófago, úlceras gástricas e incluso daño a nivel pulmonar.

Si tenemos ardor puntual es importante identificarlo y utilizar los remedios que tenemos a nuestro alcance. Y si se cronifica hay que acudir al médico para hacer pruebas, tratarlo y cuidar de la alimentación.

Mareva Gillioz

Dietista integrativa y coach nutricional. Especialista en psiconutrición, alimentación antiinflamatoria e inmunodigestiva y microbiota.

Dietista integrativa y coach nutricional. Especialista en psiconutrición, alimentación antiinflamatoria  e inmunodigestiva y Microbiota. Es autora del libro “Happy food therapy”.

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