Mindfulness: ahora más que nunca

En un momento complicado como el que estamos viviendo, una de nuestras prioridades debe ser sin duda la salud mental

Ya te contamos en un post anterior cuáles eran las recomendaciones de los expertos en este sentido para sobrellevar la situación derivada de la crisis del coronavirus, pero hoy queremos centrarnos en un recurso que te ayudará a recuperar el bienestar. Siempre, pero especialmente en una situación estresante como la actual. 

¿Qué es el mindfulness?

Aunque muchas personas los confunden, lo cierto es que el mindfulness y la meditación no son lo mismo. Y es que no en todas las prácticas del primero interviene siempre la meditación, ni a la inversa.

A grandes rasgos, el movimiento del mindfulness hace referencia a la idea de concentrarse en el momento presente, de ser capaces de ser conscientes del mundo que nos rodea, de nuestras pautas y de nuestros hábitos. 

Conocido también como ‘la atención plena’, el mindfulness surge de la meditación para lograr un estado de atención centralizada en un pensamiento o sentimiento. ¿Su objetivo? Conseguir que nuestra conciencia se relaje y no elabore juicios de nuestros pensamientos, sentimientos o sensaciones. 

En definitiva, lo que se busca es separarnos de estos pensamientos para así ser capaces de reconocerlos y poner en duda nuestros patrones mentales, responsables a menudo de problemas como la preocupación constante, la tristeza o la ansiedad.

Beneficios del mindfulness

Convertido ya en una tendencia al alza en todo el mundo (y utilizado en campos como la terapia psicológica), el mindfulness es una práctica llena de beneficios especialmente útiles en momentos de estrés e incertidumbre como el actual.

Un estudio publicado en la revista Journal of Internal Medicine reveló hace ya unos años que la práctica de media hora de mindfulness diaria podría aliviar los síntomas de patologías como la ansiedad o la depresión. Estos son algunos de sus beneficios más destacados: 

·Contribuye a luchar contra los problemas de insomnio: al controlar mejor nuestro comportamiento y emociones gracias a su práctica, la segregación de cortisol por la noche disminuye, ayudándonos a conciliar el sueño más fácilmente. 

·Es una potente arma contra los nervios y la ansiedad, ya que potencia los estados de calma y serenidad y, por ende, hace descender los niveles de cortisol (hormona que entre otras cosas moviliza la energía en situaciones de estrés).

·Contribuye a aumentar nuestra concentración, ya que nos ayudar a practicar nuestra capacidad de atención plena y nos ‘entrena’ en la habilidad de controlar problemas como la dispersión. De hecho, estudios como uno realizado por los psicólogos Moore y Malinowski en 2009 concluyeron que esta práctica está estrechamente relacionada con el funcionamiento de la atención y la flexibilidad cognitiva. 

·Desarrolla nuestra inteligencia emocional y mejora nuestras relaciones interpersonales, ya que nos entrena en la auto-compasión y aumenta nuestro control emocional, allanando en consecuencia el camino de nuestras relaciones con las personas que nos rodean. 

·Potencia nuestra creatividad, puesto que calma la mente y nos ayuda a crear espacios para nuevas ideas, tal y como afirman estudios como el realizado por el Instituto del Cerebro y la Cognición de la Universidad de Leiden, en Holanda, que observó un aumento de las capacidades creativas en aquellas personas que practican mindfulness de forma diaria. 

Con todos estos beneficios sobre la mesa, ¿por dónde empezar?

Cómo iniciarte en el mindfulness

La red está llena de recursos útiles para iniciarse en la práctica del mindfulness y, que incluyen pequeños ejercicios que podemos empezar a poner en práctica en nuestro día a día. 

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Aunque muchas personas los confunden, lo cierto es que el mindfulness y la meditación no son lo mismo

A la hora de hacerlo, los expertos coinciden en algunos básicos como los siguientes. 

  1. La respiración controlada es clave

Aprender a respirar correctamente es sin duda uno de los primeros pasos a la hora de comenzar con esta práctica. Al empezar, lo único que debemos hacer para saber si respiramos bien es mantener la atención en nuestra respiración intentando controlarla, inhalando y exhalando por la nariz y fijándonos en cómo el aire entra y sale por las fosas nasales. Básicamente, la respiración nos sirve de ‘hilo conductor’ para la atención plena: cada vez que un pensamiento o estímulo exterior nos ‘atrape’ deberemos volver a la respiración consciente para volver a concentrarnos.

Una buena forma de realizar esta práctica consiste en buscar pequeños tutoriales en YouTube al respecto o asistir a una clase de yoga dirigida, ya que la respiración es una parte fundamental de esta práctica. 

2. Postura y mirada

En cuanto a los aspectos más prácticos del mindfulness, tales como la postura o el momento del día para realizar esta práctica, no existe una opción mejor y una peor

Las indicaciones en este sentido son claras: debemos encontrar una postura y un lugar que nos resulten cómodos. A partir de aquí, es indiferente si estamos sentados o estirados, con los ojos abiertos o cerrados, etc. aunque una buena guía es comenzar sentados, con las manos apoyadas en las piernas y los ojos cerrados. 

3. Alejarse de las interrupciones

Sí es importante, sin embargo, evitar al máximo las interrupciones mientras dure dicha práctica. Por esa razón, hacerla en una habitación en la que estemos solos o desconectar el teléfono son trucos que nos ayudarán a mantener la atención plena durante toda la sesión de mindfulness.

Recursos útiles para iniciarte en el mindfulness

Tal y como comentamos más arriba, a la hora de iniciarnos en la práctica del mindfulness Internet puede ser un buen punto de partida, pues está lleno de recursos gratuitos que podemos utilizar como guía. 

Aplicaciones como Calm o Headspace, con meditaciones guiadas, o canales de YouTube como el del Chopra Center o el de Mindfulness Amitaba son solo algunos ejemplos. 

Con todo, lo importante es hacerlo con predisposición a aprender y siendo conscientes de que esta práctica es un camino y no una meta. Simplemente, recuerda a lo largo de tus sesiones todos los beneficios que puedes obtener de ello, especialmente en momentos complicados como el actual. 

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