Has oído hablar de ello en multitud de ocasiones pero ¿sabes realmente lo que es el pH de la piel?
Uno de los errores más comunes al hablar de este componente es mezclar dos conceptos distintos: el que hace referencia a nuestra piel, por un lado, y el que se refiere al pH cosmético.
Después de tratar brevemente el tema en otros posts del blog como el dedicado a los consejos para cuidar de las pieles atópicas, hoy queremos darte toda la información necesaria para saber qué es el pH de nuestra piel y cómo debemos cuidarlo.
Entender el ph neutro: el pH de la piel y el pH cosmético
A la hora de hablar del pH, cuyas siglas significan “potencial de hidrógeno”, lo primero que debemos hacer es definir cada uno de estos conceptos para diferenciarlos. En general, el pH hace referencia a la concentración de hidrógeno existente en el agua.
En el caso de nuestra piel, este pH tiene que ver con el grado de suavidad o acidez de la misma y cumple una función de barrera frente a los agentes externos, protegiéndonos no solo de enfermedades sino de las temperaturas extremas, por ejemplo.
En el caso del pH en cosméticos, por otro lado, este valor sirve para medir cuán ácida o alcalina es una sustancia acuosa (no se utiliza en otras soluciones como los aceites), considerando un pH por debajo de 7 como ácido (como el zumo de limón, por ejemplo, que tiene un pH de aproximadamente 2,2).
¿Cuál es el pH habitual de cada tipo de piel?
Uno de los primeros puntos a la hora de abordar el tema del pH es tener en cuenta que se trata de un valor variable en las personas, y en el que influyen factores como el género, la edad o la parte del cuerpo, tal y como veremos más adelante. Por lo general, el valor del pH de la piel suele ir del 4,5 al 5,9, siendo el valor óptimo de 5,5.
Teniendo en cuenta que 7 es el valor del pH neutro, como en el caso del agua, todos aquellos valores por debajo reciben el calificativo de ‘ácido’, mientras que los que se encuentran por encima son ‘alcalinos’ por lo que, como vemos, el pH de la piel es considerado ácido.
El motivo detrás de este valor es el manto ácido, una parte de la dermis responsable de protegernos de esos agentes externos y de dejar nuestra piel en buenas condiciones, además de mantener la humedad y a la flora microbiana de nuestra piel.
El pH de la piel en cada parte del cuerpo
Como hemos visto, además de los factores de la edad o las hormonas, por ejemplo, existe otra variación en el pH de nuestra piel atendiendo a la parte del cuerpo a la que nos refiramos, destacando sobre todo manos, axilas y zona genital, que funcionan con otra lógica.
Las manos, al estar expuestas constantemente, suelen sufrir más problemas relativos al manto ácido que nos protege, provocando problemas como la irritación o la sequedad.
En el caso de las axilas, las condiciones a las que se somete (sin ventilación, sin luz…) provocan que se produzca más crecimiento bacteriano lo que, sumado al uso de químicos agresivos como el desodorante, hacen que su pH se eleve hasta un valor de 6,5 aproximadamente.
Finalmente, la zona de los genitales también presenta un pH mayor (de aproximadamente el mismo valor que en el caso de las axilas), por lo que hace que sean más frecuentes las infecciones.
¿Qué pasa si se altera el ph de la piel?
Una vez comprendida la lógica del pH y su función, es importante saber qué ocurre cuando este factor se ve alterado.
Como hemos visto, el pH juega un papel muy importante en el estado de la piel, protegiéndonos de infecciones y otros problemas externos y generando elasticidad y suavidad.
En el caso de la piel, el pH tiene que ver con el grado de suavidad o acidez de la misma y cumple una función de barrera frente a los agentes externos.
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Cuando estos valores se ven alterados, podemos sufrir problemas como la deshidratación, ya que al subir hasta valores alcalinos nuestra dermis no puede sintetizar los lípidos esenciales y pierde agua. A la vez, al desecarse pueden aparecer problemas de sensibilidad que, de no tratarse, pueden exponernos a afecciones como la dermatitis atópica o la rosácea, entre otras.
¿Qué factores intervienen en el pH de nuestra piel?
Como hemos visto, el pH de la piel varía en función de algunos factores internos como la edad, las hormonas o incluso la genética.
Sin embargo, debemos tener en cuenta que también existen ciertos factores externos que influyen en su calidad. Veámoslos.
·Exposición a la suciedad y la contaminación: especialmente en los grandes núcleos urbanos, la polución puede suponer un problema para la calidad de la piel.
·Cambios bruscos de temperatura o humedad.
·Higiene excesiva, que debilita las características naturales de la dermis.
·Uso o exposición a ciertos productos químicos.
·Uso de cosméticos no adecuados y demasiado alcalinos, que desbordan la capacidad de neutralización natural de la piel y, por lo tanto, debilitan su barrera protectora.
·Ingesta de ciertos medicamentos como los diuréticos o los antibióticos.
Teniendo todo esto en cuenta, ¿qué podemos hacer para mantener el pH de nuestra piel en unos valores saludables? Veámoslo.
Consejo: cómo mantener el pH de mi piel saludable
Mantener el pH de nuestra piel en los niveles adecuados es de vital importancia no solo por su aspecto sino como medida de prevención de infecciones y otras patologías. Por ello, estas son las recomendaciones que debemos seguir:
·En la ducha, debemos evitar exponer nuestra piel a temperaturas muy elevadas que pueden dañar nuestro manto ácido. Asimismo, si se utilizan esponjas estas deben ser de materiales naturales.
·A la hora de escoger productos cosméticos, deberemos priorizar aquellos no alcalinos que respeten el pH natural de nuestra piel sin agredirla.
·Otro de los aspectos más importantes para proteger nuestro pH es mantener siempre una correcta hidratación, ya que esto garantiza unos correctos niveles de acidez en la piel.
Ya lo sabes: cuidar el pH de tu dermis es indispensable para tu salud, por lo que consultar con tu farmacéutico cuál es el producto más adecuado es la mejor opción. Encuentra aquí tu farmacia más cercana.