Puede que hayas pasado toda tu vida pensando que la protección solar era algo reservado al verano y a tus visitas a la playa, pero te equivocabas.
Los expertos advierten: la radiación solar es cada vez más nociva. Por consiguiente, es importante no descuidar este aspecto en nuestro día a día también en invierno, aunque existen matices. Te los contamos.
Así debes protegerte del sol en invierno
Como sabrás, durante los meses de frío nos exponemos en menor medida a los rayos del sol, debido a la ropa que nos cubre y por la realización de menos actividades al aire libre.
Teniendo esto en cuenta, los dermatólogos insisten en proteger especialmente aquellas áreas del cuerpo que quedan más descubiertas y que, por lo tanto, son más susceptibles de sufrir los efectos de la radiación solar, tales como las manos, el rostro o el cuello, entre otros.
Con todo, no es lo mismo trabajar ocho horas en una oficina que realizar un trabajo al aire libre, por lo que la aplicación de un protector solar debe adaptarse a las necesidades de cada uno. Por ejemplo,una persona que trabaja en un lugar cerrado tendrá suficiente con una protección superior a +15 y no necesitará reaplicación a lo largo del día, mientras que quien realiza trabajos en el exterior deberá aplicar el producto cada dos horas.
El objetivo es siempre el mismo: veamos por qué la protección solar también es necesaria en invierno.
Esto es lo que buscamos con la protección solar en invierno
Una de las creencias más extendidas (y equivocadas) tiene que ver con que la radiación solar solo nos afecta durante los meses de calor. Sin embargo, durante el invierno y las épocas de entretiempo también es importante protegerse de la acción del sol.
La protección solar es indispensable también en invierno no solo para protegernos contra dolencias graves, también para evitar el fotoenvejecimiento de la piel.
¿Cuál es la diferencia entre ambas estaciones? Durante los meses de verano predominan los rayos UVB, los responsables de las temidas quemaduras y del cáncer de piel, y en invierno estos se reducen para dar paso a los rayos ultravioleta A, conocidos popularmente como rayos UVA. ¿Qué efectos tienen estos últimos sobre nuestra piel? Provocan el envejecimiento prematuro, por lo que es importante protegernos también de sus efectos. Veamos ahora de qué manera.
¿Qué tipo de protección solar necesito en invierno?
Teniendo en cuenta que las características de los rayos de sol cambian de una estación a otra, el tipo de protección y su factor también deben modificarse.
A grandes rasgos, la Academia Española de Dermatología afirma que una persona con una actividad interior tendría suficiente con una crema hidratante o maquillaje que incorpore en su composición un factor de protección mínimo de 15. Sin embargo, en otras situaciones como un paseo por la montaña, la práctica de un deporte de nieve o cualquier actividad que suponga muchas horas en el exterior deberían aumentar esta protección hasta un mínimo de SPF30.
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Además de estos cuidados, los dermatólogos recuerdan también la importancia de no olvidar la hidratación, especialmente después de exponernos al sol, ya que esto ralentiza el fotoenvejecimiento de la piel. Además, una exfoliación semanal será clave para garantizar que la crema hidratante está cumpliendo su función.
Sin embargo, ¿tiene todo el mundo las mismas necesidades en cuanto a protección y cuidado de la piel en invierno?
Estos son los principales grupos de riesgo
A pesar de que los consejos dados hasta ahora son aplicables a la mayoría de las personas, existen ciertos grupos de riesgo que deben prestar especial atención a la protección durante los meses más fríos del año.
El primero de ellos son los niños, un grupo de riesgo que presenta, en general, una piel más delicada y sensible que la de los adultos y que suelen pasar más tiempo en el exterior.
Junto a ellos, las personas con un fototipo claro, es decir, con piel muy blanca y pelo rubio o pelirrojo, también son más propensas a padecer los efectos nocivos del a sol, por lo que deben prestar especial atención a la protección también en invierno.
Por último, las embarazadas o aquellas personas que utilicen medicamentos fotosensibilizantes deben optar por factores de protección altos, ya que por lo general tienen tendencia a sufrir más quemaduras o reacciones cutáneas derivadas de la acción del sol.
Entonces, ¿qué pasa con la vitamina D?
Los efectos de los rayos del sol son en general nocivos para la piel, pero lo son especialmente para las personas de fototipo claro, que presentan más posibilidades de sufrir cáncer de piel. Por ello, el personal médico suele optar por suplementos orales de vitamina D y por desaconsejar totalmente tomar el sol.
En el caso del resto de la población, tomar algo de sol de forma moderada sí es recomendable, aunque siempre debemos hacerlo con la protección necesaria y su absorción dependerá de muchos factores, como la época del año, la hora del día o la latitud y la altitud.
En cualquier caso, es importante saber que la protección solar es indispensable también en invierno no solo para protegernos contra dolencias graves, también para evitar el fotoenvejecimiento y mantener una piel sana e hidratada. Recuerda que el consejo farmacéutico es clave para escoger la protección adecuada para tu piel.