La piel es sin duda un reflejo de nuestra vida y nuestra historia. Las cicatrices, las estrías, el paso del tiempo, las manchas solares… son solo algunas de las características que, con el paso del tiempo, aparecen y se acentúan demandando una serie de cuidados distintos a los que aplicamos a los veinte o a los treinta años.
Los tratamientos antiedad pueden ser una buena forma de corregir algunas de estas imperfecciones y lograr una piel más sana, tersa y de aspecto más joven.
Así es una piel madura
Factores como los cambios hormonales, la exposición contínua al sol, la falta de sueño, el estrés, el alcohol o el sedentarismo son responsables de modificar las características de nuestra dermis sobre todo a partir de los 35 años, pues en ese momento comienzan a manifestarse señales de piel madura, tales como: sequedad y deshidratación, flacidez y falta de firmeza, arrugas más pronunciadas, especialmente en las líneas de expresión, manchas de edad o solares y poros más abiertos.
Con el objetivo de cubrir las necesidades de nuestra piel, debemos buscar productos específicamente diseñados para la zona y que tengan en cuenta todos estos factores.
Factores como los cambios hormonales, la exposición contínua al sol, la falta de sueño, el estrés, el alcohol o el sedentarismo son responsables de modificar las características de nuestra dermis.
Cuidados básicos de las pieles maduras
Una buena rutina de higiene e hidratación diaria son claves. Estos son los pasos imprescindibles que debemos tener en cuenta:
1- Realizar una limpieza cada mañana con un jabón facial de formulación suave y formulado para pieles sensibles. Esto nos ayudará a eliminar la grasa que nuestra piel produce como resultado de la regeneración de la dermis por las noches.
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2- Aplicar un tónico para calmar la piel después de la limpieza.
3- Escoger un buen sérum (con mayor concentrado de ingredientes y por lo tanto indicado para las pieles secas) y aplicarlo por todo el rostro.
Sérum facial con ácido hialurónico
Descubre el profundo poder hidratante y regenerador del sérum facial. Una formulación ligera, que penetra por tus poros hasta alcanzar las capas inferiores de la piel, y la prepara para renacer y para potenciar los efectos de la crema que te pongas después.
4- Incluir en nuestra rutina productos antiedad como el contorno de ojos y una crema antiarrugas que contenga activos como el ácido hialurónico.
Además de estos cuidados básicos, existen una serie de tratamientos específicos, con y sin cirugía, que pueden ayudarnos a hacer que nuestra piel vuelva a lucir sana, tersa e hidratada.
Principales tratamientos antiedad sin cirugia
- Tratamientos inyectables como el bótox o el ácido hialurónico representan sin duda una de las opciones más conocidas . El primero se utiliza especialmente en el tratamiento de las arrugas localizadas, el segundo para devolverle luminosidad a la piel, haciéndola más tersa.
- Terapia con luces LED: usada tanto para luchar contra los signos del envejecimiento como para acabar con problemas como las manchas de sol o las marcas de acné, la terapia fotodinámica ofrece varias posibilidades según sea el tipo que se aplique. Mientras algunos tonifican las paredes de los capilares, otros estimulan la producción de colágeno y la renovación de células.
- Peeling: otra de las opciones más comunes es el peeling, un procedimiento que tiene como objetivo eliminar las células muertas de la piel para activar la circulación y la humectación y hacer la piel más tersa y brillante.
- PRP: el tratamiento por Plasma Rico en Plaquetas es otro de los más novedosos y efectivos. Básicamente, consiste en usar una sustancia biológica que se obtiene con nuestra propia sangre, con el objetivo de hacer la piel más tersa y brillante.
Tratamientos antiedad con cirugía
- Lifting facial: sin duda se trata de la cirugía antiedad más conocida. Realizado sobre la papada, el cuello o la cara, el procedimiento se realiza con incisiones en zonas estratégicas de la zona a tratar (con el objetivo de no dejar marcas visibles) y se lleva a cabo con anestesia general.
- Blefaroplastia: diseñada para tratar los párpados, esta intervención tiene como objetivo mejorar problemas como las bolsas que se generan tanto en la zona superior como en la inferior. Realizando pequeñas incisiones en la parte interior del párpado se elimina la grasa sobrante. Normalmente se lleva a cabo con anestesia local y tiene una recuperación rápida, de tan solo una semana.
- Hilos tensores: sin duda uno de los tratamientos más novedosos es el de los hilos tensores, un procedimiento diseñado para tratar las arrugas del rostro que consiste en insertar una aguja por debajo de la piel con el objetivo de estirar los músculos y tensar los tejidos internos. Realizado con anestesia general, una de sus ventajas es que su recuperación es muy rápida y exige sólo un ligero reposo durante unos días.
Junto a estos, otras técnicas aparecen todos los años en los centros de estética y cirugía. Recuerda que es importante acudir siempre a un profesional certificado para solicitar información al respecto.